La semana pasada conmemorábamos el 25 N, el día en el que ponemos sobre la mesa la insoportable realidad que sufren muchas mujeres por ese machismo que sigue conviviendo en nuestra sociedad. El 25 N en todas las instituciones se guardan minutos de silencio, se cuelgan crespones negros en las banderas, se colocan pancartas reivindicativas en los balcones de los Ayuntamientos y los micrófonos se acercan a ellos y ellas, a quienes dirigen nuestros destinos y los de ellas, de las que lo padecen en primera persona.
Varios mensajes se dieron ese día. Pablo Iglesias puso el acento en la protección de las mujeres, en el incremento presupuestario para aumentar estas medidas y que sean más eficaces. Rajoy insistió en el mensaje ya conocido por todos de "contra la violencia machista hay salida". Lo de Albert Rivera, ni lo comento, porque me parece tremendo que quien pretende gobernar este país equipare la violencia machista a la violencia doméstica, restando importancia a las más de treinta y siete mil denuncias presentadas por mujeres en este año 2015. Impresentable. Pedro Sánchez, recurrió a nuestra identidad como partido. "El PSOE es la patria de la igualdad", dijo. Propuso también mi líder "un gran acuerdo social e institucional para erradicar esta lacra", mismo argumento con diferente expresión que mi líder andaluza. Susana Díaz, días antes, proponía un "gran Pacto de Estado". Todos y cada uno de ellos y ellas han propuesto medidas de presente, palabras que suenan a música, pero que se queda en eso. Y mientras los escuchaba, me preguntaba ¿alguno o alguna sabe que la educación es la única herramienta para erradicar esta situación?
Educar en igualdad, hacer que nuestro alumnado crezca en libertad, sabiendo lo importante que es el respeto a los demás. Zapatero dió en el grano. En el encuentro al que acudió el día 29 pidió a Rajoy que retomara la asignatura de Educación para la Ciudadanía, como mecanismo de lucha contra la violencia machista. Por eso, recordé a los miles de docentes que ejercemos funciones de coordinación de los Planes de Igualdad y Convivencia que se desarrollan en los centros educativos andaluces. Uno o una por cada colegio o instituto. Todos, compatibilizando con las horas de clases, guardias, tutorías o jefaturas de departamento. Y toda nuestra actividad, desarrollada contra viento y marea. Con medios de comunicación intoxicando, con las redes sociales desinformando o informando en estereotipos o relatividad en estas cuestiones y con el sistema patriarcal martilleando las mentes de nuestros jóvenes. Organizando charlas para contrarrestar todo eso, actos reivindicativos como el que aparece en la foto que fue el que organicé en mi centro.
A alguno o a alguna hacía yo dar una vuelta por los centros educativos, sobretodo, para que pusieran los pies en la tierra y tocaran con sus manos la realidad.
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